Yo, aún tengo esperanza.
Me despierto en la madrugada a observar el amanecer. Un propósito.
Me asomo al balcón y la brisa hostiga mis pasos. Un obstáculo.
Me tomo el café sin azúcar. ¡Nadie, jamás!
Asusto al gato y entre carcajadas, me cago de risa. Un motivo.
Reviento globos de a un color por día, el lunes amarillo. Una idea.
Nunca pierdo la fe. Aunque el rojo se reviente solo.