“Para empezar, ¿qué es un monstruo?
Ya la etimología nos reserva una sorpresa un tanto pavorosa: monstruo viene de mostrar”
Esta frase de Michel Tournier, presente en las primeras páginas del libro, predice lo que le espera al lector con ‘Los Divinos’, una novela de Laura Restrepo basada en la historia de Yuliana Samboní, esa que conmocionó al país por la crueldad con la que terminó su vida.
Con una prosa sencilla y, muchas veces, juguetona, la autora nos presenta a un grupo de amigos, cada cual con sus brillantes y torpes características. Hombres de mediana edad, de estrato alto, educados, divertidos y, podría decirse, con la vida resuelta. Es fácil, además, ver en ellos, en sus tumbos y decisiones, a los amigos propios, a uno mismo. Reconocerse en sus privilegios, pero también en sus vacíos.
Estos “divinos”, amigos de toda la vida, fueron criados para conseguir lo que se propusieran, para alcanzar el éxito, para ser los mejores. Criados por un entorno (familia, colegio, universidad, trabajo) que exige competencia, poder, control. Un camino empinado que, muchos dicen, se recorre con persistencia, subiendo cada vez más sin considerar detenerse o devolverse, sin cuestionarse, además, qué es lo que habrá en la cima.
¿Qué pasa cuando esa belleza, ese éxito, ese ser el mejor, el ganador, el poderoso, el controlador… te da todo, menos satisfacción, tranquilidad o equilibrio? Las respuestas pueden ser muchas. Al “Muñeco”, protagonista de la historia de Restrepo, lo llevó a buscar razones en las drogas, en el sexo y, cuando ya lo había probado todo, en la niña niña, una pequeña de la que, muy a propósito, sabemos poco.
Se trata de una novela estremecedora que, sobre todo, nos cuestiona con cada capítulo y nos invita a dar un paso más allá en el rol de juez que solemos tomar. Cada vez que señalamos lo que vemos, la autora nos pone un espejo, una trampa en la que, sin esperarlo, nos encontrarnos señalándonos a nosotros mismos, porque a la final, lo que nos muestra es al monstruo propio, al que nos habita como personas y al que hemos construido como sociedad.
PD 1: Por esas casualidades de la vida, justo el día que terminé de leer ‘Los Divinos’, una amiga me contó que había sido violada entre los 5 y los 9 años por uno sus familiares. Sin que ni siquiera me lo pudiera imaginar, ella había sido también, hace décadas, en silencio y ante la indiferencia de su entorno, la niña niña.
PD 2: Pasaron varios meses antes de que pudiera escribir esta recomendación. Al final, me animé a hacerlo porque un amigo me recomendó ver ‘La catedral del mar’, una serie española de Netflix que refleja, entre otras cosas, la crueldad de la Edad Media. El primer capítulo es una seguidilla de tragedias, la peor para mí: el abuso a las mujeres (violadas, usadas, golpeadas). Como le dije a él, es una fortuna que me haya tocado una mejor época de la historia, pero es una desgracia que aún hoy, esa herencia, en muchos sentidos, siga viva.