#LaPostal ‘I love your way’

by | Colaboraciones

#LaPostal es una propuesta creativa en la que la periodista Isabel Salas escribe relatos posibles a partir de fotos tomadas en diferentes lugares del mundo por el fotógrafo colombiano Michael Vanegas.    Era el comienzo del fin y no lo sabía… o tal vez sí. Se sentó en la arena mojada y dejó que el vestido se le […]
Comunicadora social de la Universidad del Valle, especialista en comunicación estratégica de la Universidad Sergio Arboleda y magíster en Gestión Pública de la Universidad de los Andes.
I love your way

#LaPostal es una propuesta creativa en la que la periodista Isabel Salas escribe relatos posibles a partir de fotos tomadas en diferentes lugares del mundo por el fotógrafo colombiano Michael Vanegas

 

Era el comienzo del fin y no lo sabía… o tal vez sí. Se sentó en la arena mojada y dejó que el vestido se le ensuciara.

La noche empezaba a comerse el día y el cielo era una pintura impresionista.

A unos metros de ella, un rasta, dorado por el sol, cantaba a todo pulmón.

 

Ooh, baby, I love your way, everyday, yeah

I wanna tell you I love your way, everyday, yeah

I wanna be with you night and day

 

Se quedó mirándolo un rato, hasta que un leve dolor de cabeza le recordó la resaca producto de sus excesos el día anterior. Se puso de pie y se acercó más al mar, levantó un poco el vestido azul y dejó que el agua le subiera por encima de los tobillos.

A lo lejos, lo vio venir. Se sintió incómoda, tensa, molesta. No sabía exactamente por qué. Era el hombre que había elegido, al que había perdonado, el que se esforzaba por ella, el que amaba…

¿Aún lo amaba?, la pregunta retumbó en su cabeza.

Cuando estuvo cerca de ella, le entregó una sonrisa corta y se dio la vuelta. Él la abrazó cauteloso por detrás.

-¿Cómo estás?- preguntó él.

-Bien- dijo ella.

Él le enrolló la cintura con los brazos y pegó la nariz en su  pelo desordenado.

 

“I wish I could buy one out of season

But don’t, no, no, no, hesitate

‘Cause your love won’t wait, just won’t wait

 

Siguió cantando a lo lejos el rasta.

Ella apretó fuerte los brazos que la rodeaban. Se quedó quieta mirando el atardecer, mientras tanto, su vestido y sus ojos empezaron a humedecer.

Compartir en

Lecturas relacionadas