Por Astrid Eliana Espinosa
No oigas a los profesores:
oye su bibliografía.
No importa si es corta o larga.
Importa si sirve para ir a casa en la oscuridad.
Álvaro Bautista-Cabrera (Aforismos, 2020)
“El Aforismo es un gran recurso para pensar, para tantear el mundo” asegura Bautista-Cabrera, profesor de la Universidad del Valle, su casa de formación como licenciado en literatura y magíster en filosofía. Es en el aforismo, un género poco abordado y publicado en comparación con los demás, que este escritor, ensayista, poeta, encuentra una forma de vivir la relación entre el quehacer literario y la praxis filosófica.
Además de ‘maestro de literatura’, como le gusta reconocerse, es doctor en letras hispánicas de la Universidad Michel de Montaigne, Bordeaux III, Francia (2009), y es experto en Cervantes y el Siglo de Oro español. Para Javier Bautista, su hijo mayor y quien participó del proceso de traducción de su tesis doctoral al francés, debe ser una de las cien personas en el mundo que más ha leído y que más conoce sobre el tema; un lugar y un nivel de experticia que le ha costado mucho sacrificio personal, tiempo, búsquedas, reflexiones y discusiones teóricas. En su libro Introducción a la pragmática de la ficción literaria (2011), analiza El Quijote desde la filosofía del lenguaje y propone pensar el mundo de la ficción como un ‘mundo habitable’ que puede redescribir la realidad, y que permite representar no solo los sueños o lo irrealizable sino un paquete de mundos posibles.
A la par de sus ensayos sobre El Quijote, ha escrito sobre autores colombianos como Estanislao Zuleta y Raúl Gómez Jattin, y sobre algunos latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti y Roberto Bolaño. Sus aportes están marcados por un agudo sentido crítico inevitablemente atravesado por su formación y por la tradición europea; para él es muy importante poner sobre la mesa que su trayecto formativo de alguna manera puede ‘empobrecer su lectura’, y se hace responsable por las discrepancias que conllevan sus juicios críticos, porque pueden ser una proyección sobre su formación y sus limitaciones. Sin embargo, como afirma Edgar Collazos, sus perspectivas también están nutridas por una amplia ‘mirada americana’, porque “Álvaro es muchas tradiciones a la vez” (2017), manifiesta.
Pero su curiosidad va más allá de su especialidad, en palabras de Javier, es alguien que ‘no se queda mucho en lo sabido’ y siempre está deseoso de aprender; además, no pierde la oportunidad para manifestarse ignorante de algo, de un género, de una forma artística, de una parte del mundo, y de tomar distancia de la falsa erudición. Es un gran lector, tiene un magnífico olfato sobre los libros y un vasto conocimiento sobre la novela, asegura Collazos. Pero su biblioteca, no solo es la que queda expuesta, por sus presentaciones virtuales, en un mueble que, sin pretensión escenográfica, aloja un fragmento de su compilación de ‘papel y desmemoria’, su ‘biblio’ se nutre de una indiscutible diversidad. A las toneladas de ediciones, manuscritos, copias y legajos, las acompañan documentales, películas, música, archivos de audio, series, pinturas, y todos los recursos que le permitan acercarse más a lo que le interesa.
Esta pluralidad de ‘su hambre artística’ como dice Javier, le ha permitido encontrar puentes entre gustos e interés, que se nutren mutuamente, y que su hijo guarda como una de las entrañables influencias de su padre, esa capacidad de no prejuzgar el valor de ninguna expresión estética, un ejercicio que le permite conversar con mundos a veces inaccesibles.
Su primogénito asegura que uno de los mundos en el que casi nunca pudieron encontrarse es el de la poesía, pero reconoce que Álvaro es un poeta o hubiese querido serlo. La creación poética es el lugar donde el amor y el humor le ganan a la oscuridad, al escepticismo y al pesimismo que les son tan propios; un mundo donde tramitar las realidades y las pasiones; donde arrojar la ira, el deseo, el dolor; donde acompasar ausencias como la de su gran amigo Walther Ararat. ‘Me falta Walther porque me falta su risa’, escribía como preámbulo a su poema En casa del Negro Pedro Walther (2008), una casa donde se amasaron recuerdos, querencias, respeto mutuo; un lugar donde se podía ver viva la biblioteca del mundo. Entre sus libros de poemas encontramos Primicias (2005), Seis confusiones para bailar un mapalé (2009), Tal vez tres minutos de silencio (2011) y El delito de Alexandro (2018).
Bautista-Cabrera es un apasionado de la lectura y por supuesto de la escritura, pero se declara ‘incompetente’ para la producción de largo aliento y por eso prefiere la narrativa breve. En 2018 publica Cuentos para leer bajo la luna donde reúne siete relatos dirigidos a los más pequeños, pero también a esas infancias que nos habitan siempre. Permanentemente está creando y trabajando varios cuentos que esperamos se publiquen pronto. Siguiendo la senda de la brevedad y producto de sus lecturas y los entrecruzamientos con las corrientes de pensamiento, surge la primera compilación que da forma al libro Aforismos (2020) que publica Ediciones El Silencio, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Cali y la Convocatoria por las artes y la cultura ‘Unidos por la vida 2020’, y que fue ganadora del premio Estímulos de la Secretaría de Cultura y Turismo de Cali.
El crítico literario Jair Villano, en un artículo publicado en el Espectador (2020), presenta el libro y realiza un recorrido a través del género, se pregunta si ‘un aforismo dice, insinúa, argumenta, arremete, aniquila, interroga, deslumbra, o sorprende’, y se permite sospechar que ‘esta forma de laconismo fulminante’ es todo eso a la vez. Villano asegura que a los aforismos de este ‘pulsador’ vallecaucano, ‘siendo unos mejores que otros’, le vienen bien los calificativos de pícaros, provocativos, sugerentes y mordaces, y enfatiza como una cualidad destacable de la obra la ausencia de circunloquios, ampulosidades o ínfulas de agudeza.
Nueve ilustraciones inéditas de Orlando López Valencia acompañan los 249 aforismos del libro que abre con algunos aforistas referentes para su autor: Lichtenberg, Porchia, Quignard, Cañamares, Canetti y Martínez sirven de preámbulo. Está dividido en siete secciones donde se reúnen experiencias sobre las elecciones políticas, “prácticamente uno no elige en política, suma”; sobre profesores y alumnos, “el farsante ha leído un solo libro, y lo alarga durante muchos años”; sobre lecturas, “necesita del lenguaje para escribir, a mí me bastan lápiz y papel”; sobre creencias y asuntos morales, “alguna vez estuve en el paraíso. Fui expulsado cuando soñé una paradoja”; sobre el cuento y las ficciones, “cuando el cuento obedece a una retórica es mejor no escribirlo”; sobre padres, madres e hijos, “subsiste aún como padre porque cuando niño contaba historias”; y sobre el fin del año, “no queremos más años nuevos: ¡queremos años distintos!”.
A modo de cierre, pero también de invitación a seguir ‘leyéndolo’, queremos destacar el ejercicio docente de Álvaro Bautista-Cabrera. En la Universidad del Valle fue profesor de varios de los autores publicados por Ediciones El Silencio, Freya Liv Quintana (William Ospina-Cali-Estanislao Zuleta. Palimpsestos, 2017), Gustavo Bueno Rojas (Ruido Blanco, 2018), Luis Miranda (Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno, 2019); pero también de muchos otros que se dedican a la docencia, y otros tantos que nos dedicamos a otros menesteres. A todos Álvaro, además de autores, libros y teorías, nos enseñó sobre el oficio de la docencia y sobre la vida; así que, como sentencia el aforismo que ejerce de epígrafe en este perfil, muchos lo ‘oímos’ y nos quedamos con su bibliografía que nos sigue acompañando e iluminando en cada uno de los senderos que recorremos.
Sean bienvenidas pues muchas publicaciones más de aforismos, cuentos, poemas, ensayos, y que su esperanza en la docencia sea inagotable porque ahora es más necesaria que nunca.