Recuerdo cuando dije “Si me pudiera casar con un lugar, me casaría con Brooklyn”
No sabía qué decía, solo estaba atónita con sus curvas, con su vaivén. Con ese aire a “Flashing lights” de Kaney West; esa cadencia, esa pasarela perfecta.
No sabía qué pensaba, solo estaba deslumbrada con su arte, con su color, con sus tonos. Con esas pinceladas que suenan a Soundtrack, al piano de “Epilogue” de La la land.
No sabía qué veía, solo estaba impactada con su diversidad, con su hospitalidad. Con su belleza rara que rima con Post Malone; a veces con “Circules”, a veces con “RockStar”.
Hoy igual me casaría con Brooklyn, porque aún sigo sin saber qué digo, pienso o veo, pero sé lo que huelo; esa isla es “Smell Like teen spirit” de Nirvana.
Sí y mil veces sí.