Celebro estar viva y en movimiento.
Celebro este cuerpo que me sostiene.
Celebro mi fragilidad y mi fortaleza.
Celebro mis errores y mis aciertos.
Celebro esta cabeza mía que nunca se detiene, que se inventa todos los escenarios posibles, que vuelve sobre el pasado y que sin saber cómo, construye cada día lo que viene y hasta lo que no se ha imaginado.
Celebro mis pensamientos, los puros, los castos, los honestos y bellos, pero también los ruines, los eróticos, los vergonzosos y los bajos.
Celebro los dolores, los amores.
Las dudas, las angustias y las celebraciones
Celebro el placer y la dicha.
Celebro todas y cada una de mis pasiones.
Celebro mi cara y su sonrisa, mi cara y su mirada.
Mi cara y su llanto, ese del que he aprendido tanto.
Celebro mi algarabía, mi bulla, mi canto desafinado y mi baile ilimitado.
Celebro las palabras que me atraviesan, las que me asaltan sin aviso, las que voy disparando en automático, las que me pienso, las que me callo, las que cuento, las que escribo, las que comparto.
Celebro estas contradicciones mías, tan insistentes e intensas.
Celebro este huracán que llevo dentro, que a veces es brisa, otras ventarrón y a ratos tormenta.
Celebro estar viva, estar aquí y ahora, celebro el milagro que todo eso implica.