Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno

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Cuando terminé de leer los cuentos de Luis Miranda (Palmira 1981), recogidos en el libro Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno (Ediciones el Silencio- Editorial USC 2019), tuve la sensación de estar sentado en uno de los antejardines de mi barrio, mirando cómo la gente y las horas pasan, mientras tengo el […]
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Cuando terminé de leer los cuentos de Luis Miranda (Palmira 1981), recogidos en el libro Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno (Ediciones el Silencio- Editorial USC 2019), tuve la sensación de estar sentado en uno de los antejardines de mi barrio, mirando cómo la gente y las horas pasan, mientras tengo el placer de beber una cerveza. 

Miranda ha logrado crear personajes insólitos, fracasados, juveniles que se pasean por los barrios de Cali, de Palmira o de cualquier lugar latinoamericano. Músicos frustrados, amores fallidos, conciertos desastrosos, que se van transformando a medida que el tiempo les pasa por encima, que no salen ilesos de sus penas de amor y mucho menos de la muerte.

Leer un libro de cuentos significa, muchas veces, enfrentarse a mundos diferentes,  a estados de ánimos cambiantes, es entrar en universos fragmentados que terminan en pocas páginas. También supone encontrarse con lenguajes diversos, ritmos disonantes y es aquí en donde los relatos de Miranda logran encontrar una base sólida para ser contados. ¿Quién se atrevería a jugar con el ritmo de El hijo de Rana Rin Rin renacuajo en pleno siglo XXI? 

Este libro es una exploración, no solo de la vida cotidiana de jóvenes que buscan aventuras que les permitan entender el mundo, de la explicación metafísica de las burbujas, sino que se convierten un diálogo sobre la teoría de Darwin, la música Bach, a través diez maneras de narrar.

Leer un libro de cuentos también supone decidir someterse o no a la caprichosa estructura propuesta por el editor del libro y el escritor en el índice, en donde nos sugieren una manera de abordar los textos. En mi caso, siempre que leo un libro de cuentos, lo hago en desorden y me tomo mucho tiempo, a veces años, pues solo ellos tienen la inefable virtud de invitarnos a volver muchas veces para contarnos una nueva historia. Esto relatos que inician con La parábola del sapo, en donde un hombre  alecciona a sus discípulos sobre las dificultades de volverse un rockstar o como sucede en La partida de ajedrez, en donde con visos de texto dramatúrgico nos cuentan sobre un enfrentamiento de ajedrez  entre Atahaulpa y Pizarro y terminan con Valera Lunera, la historia de una chica que sale a conquistar la noche al ritmo de la métrica de Rafael Pombo, son el resultado de la invitación que nos hace el autor para probar el dulce aderezado con tres gotas de veneno, al que seguramente terminaremos por regresar en varias ocasiones, no solo por el placer de encontrarnos con las múltiples propuestas narrativas, sino porque siempre queremos volver a sentarnos en el andén de la esquina de nuestra calle, para ver pasar a un grupo de muchachos persiguiendo la noche. 

Título: Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno

Autor: Luis Miranda Echeverry

Ediciones El Silencio- Editorial USC 2019

Pags 80

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