‘Piel de ébano’, una novela en clave femenina por Andrea Osorio Gómez

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La nueva novela de Marco T. Robayo es un viaje histórico por Cartagena a través de los ojos de Manuela, una esclava mulata que quiere lograr su libertad.   Ambientada en la Cartagena del Siglo  XVIII, Piel de Ébano (Planeta 2020), la nueva novela de Marco T. Robayo, posee matices que muestran la mirada femenina […]
Comunicadora social de la Universidad del Valle, especialista en comunicación estratégica de la Universidad Sergio Arboleda y magíster en Gestión Pública de la Universidad de los Andes.

La nueva novela de Marco T. Robayo es un viaje histórico por Cartagena a través de los ojos de Manuela, una esclava mulata que quiere lograr su libertad.

 

Ambientada en la Cartagena del Siglo  XVIII, Piel de Ébano (Planeta 2020), la nueva novela de Marco T. Robayo, posee matices que muestran la mirada femenina de la dimensión histórica del ser humano.  Esta historia narra la vida de Manuela, una joven mulata esclava, que jamás se sintió como tal. Vincula  sorprendentemente la memoria colectiva de la esclavitud, desde la diáspora trasatlántica hasta las pequeñas luces de libertad. Muestra, con un lenguaje propio, la realidad histórica mediante lo cotidiano de la protagonista, cómo siente la ciudad y cómo  ella va creciendo al ritmo de la misma.

El escritor turco Orphan Pamuk afirma que “el reto de la novela histórica no es producir una imitación perfecta del pasado, sino relatar la historia con algo nuevo, enriquecerla y cambiarla con la imaginación y la sensualidad de la experiencia personal”, Robayo, quien vivió en el Caribe durante una parte de su vida, ofrece una mirada particular a los espacios habitados por Manuela: la cocina, la plaza central de Cartagena, el malecón, el arrabal de Getsemaní.  Además, el rigor en la investigación se hace evidente a medida que avanzamos en la historia. Marco Robayo, con su escritura sutil y delicada indaga en el pasado histórico para construir una novela que refleja la realidad, con escenas emotivas y otras desgarradoras, con unas voces femeninas fuertes, en donde se enmarcan los acentos y la cadencia del habla caribeña y del castellano de la época.

Piel de Ébano es caminar con Manuela por Cartagena  para sentir la brisa del mar golpeando sus mejillas de mulata, es sentir el olor del pescado fresco que venden las negras, palpar las telas que unidas con hilo y aguja le comprarán sus sueños de libertad; es mirar a través de sus ojos el amor y cómo este que ha sido verdugo, también será salvación. Es coser junto con ella y su dedal, los fragmentos de su historia de esclavitud, amor e independencia. Es crecer tomado  de su mano  y asistir a su evolución femenina y ver cómo  su memoria carga con la historia de sus ancestras, la magia y el pensamiento africano, y por supuesto, el sino trágico de ser mujer, mulata y mercancía.

La novela está tejida con más historias. La de Catalina la ama y antípoda de Manuela, una mujer blanca de “férreo carácter”, decidida y aguerrida, a la cual su cuerpo no le permitió ser madre pero la vida y la viudez si se lo permitirá.  Así mismo la de su esposo Gonzalo, un hombre bueno venido a menos que desde su nostalgia procura hacer los días de Manuela más amables, le enseña a hablar, a leer y a escribir, pero además le brinda un cariño que hace consiente a la mulata de que ella no es cualquier persona. También encontramos la historia de Francisca, la madre de Manuela,  narrado por Dominga y Bernarda desde la comadrería con un tono de misterio en dónde podremos descubrir su  “carácter impetuoso”.

A lo largo de las 500 páginas se entretejen la vida de los personajes, sus aventuras, sus amores, el lector podrá sumergirse en un viaje de sensaciones, un relato que  transmite el calor de Cartagena, su historia, su belleza y su lado más hostil.  Cartagena como una mujer, como las mujeres de este relato que lloran, sienten, que de manera estoica soportan la vida que les toca vivir, que la sociedad les impone, en el caso de las esclavas una maternidad amenazada por el hecho de que sus hijos se conviertan en mercancías y que muchas veces preferían “recurrir a la muerte para buscar con esa práctica la libertad de sus descendientes.  No querían que sus hijos sufrieran las humillaciones, el hambre y los malos tratos que heredaban al nacer en la esclavitud”.  En el caso de las blancas o criollas, en donde los hombres son dueños de sus destinos, primero sus padres y luego sus esposos. Sin embargo, entre todo esto se encuentra Manuela que si bien ha padecido la esclavitud, de cierta manera toma las riendas de su vida y anima a las mujeres que la rodean a que hagan lo mismo.

Piel de ébano es una invitación a conocer la lucha de las mujeres, las  continuas búsquedas de identidad y de libertad. Es una invitación a leer el pasado desde el punto de vista femenino para conocer que el  protagonismo  histórico no pertenece a lo masculino solamente, o los grandes próceres. Esta novela abre una ventana muy grande para las mujeres que generalmente se encuentran al margen de las grandes historias y que aquí  toman el rostro de Francisca, Catalina, Dominga, Bernarda y Simona, que así como son las ancestras de Manuela también son las mías.

 

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